lunes, 15 de marzo de 2010

Paredes Pedrosa e Iberinsa presentan el proyecto para la Ciudad de la Justicia de Jaén


La Junta de Andalucía adjudicó recientemente a la UTE formada por Paredes Pedrosa Arquitectos e Ibérica de Estudios e Ingeniería, Iberinsa, la redacción del proyecto de la nueva Ciudad de la Justicia de Jaén. El proyecto supondrá la construcción de un edificio de más de 45.000 metros cuadrados destinado a las nuevas dependencias de los servicios y órganos judiciales de la capital jiennense, ejecutándose en una gran parcela de 13.732 metros cuadrados al norte de la ciudad.

El proyecto definitivo estuvo condicionado por la aparición durante los trabajos de catas arqueológicas de restos superpuestos de un poblado prehistórico y un asentamiento musulmán, consistente en viviendas y un enterramiento. El conocido como yacimiento de Marroquíes Bajos es desde su descubrimiento la mayor superficie arqueológica excavada que dispone Jaén y por su importancia histórica y su potencial turístico se decidión su puesta en valor integrándose dentro del conjunto de la propuesta arquitectónica.

Este condicionante, nacido de la prexistencia de los restos en el solar, se cruza con otras dos ideas motrices que guian el proyecto de Paredes Pedrosa: el rigor y el equilibrio de las formas y de la construcción, como traslación espacial de los valores que deben presidir el ejercicio de la Justicia, y la relación visual establecida con el castillo de Santa Catalina, que, sobre el cerro del mismo nombre, representa la referencia urbano-paisajística más destacada junto a la Catedral en la ciudad de Jaén.

El edificio es fundamentalmente un sobrio y elegante edificio lineal de cinco plantas sobre rasante, una planta semienterrada y dos plantas bajo rasante fundamentalmente para uso de aparcamiento. Se adosa a uno de los bordes de la parcela, liberando el espacio central y permitiendo la presencia al aire libre de los restos arqueológicos del yacimiento de Marroquíes Bajos. Con la liberación del centro de la parcela aparece también una plaza pública que sirve de antesala al edificio y desde la que se produce el ingreso principal al edificio, remarcándose por ensanchamiento del volumen pricipal en dos cuerpos sobre el punto de entrada.

En el interior el programa se organiza en torno a un gran espacio lineal, un vestíbulo en triple altura, con una enorme ventana-mirador hacia el castillo. En cada planta los usos se distribuyen por medio de dos bandas de programa paralelas, una de uso interno y otra de uso público, de comunicación inmediata entre sí, que dota al edificio de una gran flexibilidad de uso y distribución.

El edificio presenta numerosas decisiones de diseño pasivo para lograr un óptimo funcionamiento energético, destacando la solución de la fachada a poniente en la que el edificio presenta una doble fachada con una piel-celosía exterior de estructura metálica y chapa perforada de aluminio.

En el exterior, una parte del yacimiento arqueológico se protege mediante una celosía que nace de la prolongación del edificio, como gesto que busca establecer un diálogo entre los restos y la nueva arquitectura. Bajo la celosía un pequeño pabellón cumplirá la función de centro de recepción de visitas al yacimiento. La disposición de arbolado y vegetación en el resto de espacios libres de la parcela matiza la relación urbana del edificio con los bloques residenciales ubicados en frente y en la plaza de acceso la disposición de una trama reticular de naranjos propicia un espacio agradable hacia el que mira la cafetería interior y el vestíbulo de acceso.

via: Scalae.net

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