En esa época, los muertos ocupaban las escasas porciones de terreno libre que los vivos dejaban en la ciudad de Venecia. Habitualmente eran sepultados en el interior de las iglesias y en los llamados sacrati hasta agotar el espacio disponible. Cuando esto sucedía, los restos eran exhumados y transportados a diferentes islas de la laguna, a menudo al conocido como osario di Sant´Ariano. Pero todo cambió a principios del siglo XIX, cuando la ciudad fue tomada por los ejércitos de Napoleón. El gobierno napoleónico de Venecia decidió destinar una importante extensión de terreno alejada de la ciudad a lugar de enterramiento. La isla San Cristóforo alla Pace se convirtió en cementerio en el año 1807.
Durante el dominio francés, el monasterio de San Michele pasó a ser una prisión política, en la que cumplieron condena destacados nacionalistas italianos como Pietro Maroncelli y Silvio Pellico. En 1837, se rellenó el canal que separaba San Michele y San Cristóforo para unir ambas islas y permitir así la ampliación del cementerio que desde principios del siglo XIX albergaba esta última. El enorme camposanto resultante tenía un trazado ortogonal dentro de un perímetro perfectamente regular, un orden estricto que dividía en cuatro sectores el área de enterramiento: judíos, católicos, ortodoxos y evangélicos. La monumentalidad de San Michele hizo que fuesen enterrados en él muchos personajes ilustres, desde Igor Stravinsky o Ezra Pound hasta Sergei Diaghilev o Helenio Herrera. Hoy es un lugar habitual de visita para muchos turistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario