(...) Pero la distancia que se establece entre el Gugghenheim y la biblioteca tras la elección del material, se reduce cuando se considera lo mucho que el museo ha estado presente a la hora de definir la orientación de la biblioteca. En efecto, la biblioteca está sutilmente orientada hacia el Guggenheim, pagando el debido tributo de pleitesía al mismo con las salas de lectura que se orientan y tienen como telón de fondo de su geometría la viva volumetría del museo.
(...) Esta orientación se pone también de manifiesto en la posición del patio, que refuerza la condición pública del espacio que genera, ayuda a entablar una conexión con el parque siempre viva y a que el edificio no se encuentre en él como un convidado de piedra: nos sentiríamos satisfechos si la biblioteca pudiera ser considerada como un elemento más del parque.
(...) La condición oblicua de las salas se hace evidente en la estructura que orienta, a quien en ellas se encuentre, hacia el Guggenheim. Este valioso fondo que el Guggenheim supone, estaría enfatizado por el contraste que se produce entre el pavés (en el diedro convexo que define los paramentos exteriores) y el vidrio transparente (en el diedro invertido).

(...) Una masa de lectores no muy lejana a los mil lectores y las, ya dadas, dimensiones del solar obligaban a prescindir de una tipología tradicional de biblioteca en la que la sala de lectura se constituye en elemento crucial de la forma y a admitir que la biblioteca iba ser el resultado de superponer cuatro salas de lectura. El acoplamiento a dichas salas de los espacios de almacenaje de libros, trabajo de bibliotecarios y cubículos para investigadores dan pie a que la biblioteca universitaria se entendiese como el resultado de superponer cuatro bibliotecas diversas.
Extractos de la memoria del proyecto. José Rafael Moneo Vallés.
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