martes, 18 de mayo de 2010

El reciclaje lleva a Granada al Guinness

Unos 5.000 escolares de la provincia de Granada lograron ayer el récord Guinness de reciclado con la mayor construcción del mundo con envases de cartón, para la que han contado con más de 45.000 unidades que han utilizado para levantar la infraestructura.
 
Diseñada por la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada, la construcción supera los 35 metros de largo por quince de largo y tiene una torre de 7,5 metros de alto, que se ha instalado en el Parque de las Ciencias de la Ciudad, donde dos juezas provenientes de las oficinas de Londres del Guinnes World Records han dado fe y validez al logro.
 
Fue la emisaria Louis Irland la encargada de comunicar la obtención del nuevo título a la organización, cuya iniciativa partió de la Diputación de Granada con el fin de promover el reciclaje en los centros educativos de la provincia, de los que alrededor de un centenar participaron en el concurso.
La jueza felicitó a la organización por construir una estructura «tan impresionante» y les ha dicho que deben estar «muy orgullosos» por lo que se ha hecho, a la par que ha instado a los pequeños a que se conciencien con el reciclaje de este tipo de materiales.
El acto ha coincidido con el Día Mundial del Reciclado y logró reunir más de 65.000 unidades de diversos envases de leche, vino o bebidas, de los que un equipo docente de la Escuela Superior de Arquitectura utilizó 45.000 para la construcción del edificio. 
 
Alineados horizontalmente y atados con grapas y cuerdas, los envases forman una especie de laberinto interno que contiene una torre y algunos asientos que los participantes no han dudado en probar.
El presidente de la Diputación de Granada, Antonio Martínez Caler, se ha mostrado satisfecho al lograr ilusionar al conjunto de municipios, colegios y profesores y ha asegurado que incluso, en algunos pueblos, «cuando se gastaban los envases se iban a localidades cercanas para seguir recopilando».

Expertos internacionales elegirán la casa solar más innovadora, eficiente y sostenible

Solar Decathlon Europe ha reunido a 18 expertos internacionales para formar parte de los jurados de las pruebas de Arquitectura, Ingeniería y Construcción, Sistemas Solares, Comunicación y Sensibilización Social, Industrialización y Viabilidad de Mercado, y Sostenibilidad, que se encargarán de elegir la casa solar más innovadora, eficiente y sostenible.

Los equipos participantes han de someterse también a distintas mediciones objetivas, las cuales calculan parámetros como el consumo de energía de las casas o la capacidad de captar energía solar, así como tareas realizadas por los decathletas que reproducen actividades domésticas diarias.
El jurado de Arquitectura lo componen, además de Louisa Hutton, el arquitecto australiano galardonado con el Premio Pritzker en 2002, Glenn Murcutt, y el español Francisco Mangado.
Los ingenieros Chris Twinn, Dejan Mumovic y Rafael Úrculo conforman el jurado de Ingeniería y Construcción, mientras que el jurado de Sistemas Solares está compuesto por Willi Ernst, Marcos Calvo Hernández y Christian Bongartz.

Por su parte, forman parte del jurado de Comunicación y Sensibilización Social Jane Kolleeny y los españoles Manuel Toharia y Miguel Ángel Valladares.
El jurado de Industrialización y Viabilidad de Mercado está compuesto por el presidente de Toyota Housing Inc, Senta Morioka, además de por Luis Basagoiti y Frank McLeod. Por último, el jurado de Sostenibilidad lo conforman Fiona Cousins, directora de Arup Nueva York, Chrisna du Plessis y Felipe Pich-Aguilera.
Los 18 miembros de los distintos jurados se caracterizan, además de por su larga experiencia y reconocimiento internacional, por su sensibilidad con la innovación en energías renovables, eficiencia energética y sostenibilidad. Esto los convierte, según los promotores de la iniciativa, en el jurado adecuado para Solar Decathlon Europe, concurso internacional que se celebrará en Madrid del 17 al 27 de junio y en donde 19 equipos universitarios de nueve países y tres continentes participarán construyendo casas reales, sostenibles, autosuficientes, confortables y alimentadas exclusivamente con energía solar.
(SERVIMEDIA)

Construcción: Casas low cost: 72 m2, 69.900 euros y 30 días

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Después de triunfar en Norteamérica y en varios países de Europa, el concepto llegó a España en diciembre, de la mano de la empresa Casamisura, especialista en casas prefabricadas, que instaló una casa piloto en Cardedeu (a 38 kilómetros de Barcelona).

Están fabricadas con una estructura de madera, que permite una construcción limpia y rápida y con aislamiento térmico acústico que permite mantener el calor en invierno y el frescor en verano. También incluye una termoestufa de pellets que calienta tanto el agua como la calefacción. Un sistema totalmente ecológico.

Otro de sus atractivos es que la fachada puede ser en gris claro, antracita, madera o blanco. A gusto del cliente. Eso hace que no tenga la típica imagen de casa prefabricada. Y su interior tampoco viene de serie, ya que puedes elegir entre 1, 2 o 3 habitaciones.

Además, puedes pedir a Spaziomisura, empresa de interiorismo asociada al fabricante que te equipe la casa al completo, incluyendo hasta la vajilla y la ropa de cama, así tu única preocupación será decidir qué día te trasladas, nada más. Aunque siempre te quedará Ikea como opción ultraeconómica.

Quien esté pensando en comprar algo, y una de sus opciones es la de comprar un terreno urbanizable, pero disponga de un presupuesto limitado, merece la pena que se plantee seriamente la adquisición de una de estas casas.

Son bienes totalmente hipotecables que se construyen a partir del proyecto de un arquitecto y la correspondiente licencia municipal sobre un terreno urbanizable.

En España estamos acostumbrados a asociar la construcción con el uso de ladrillo y hormigón, pero el uso de otros materiales, como la madera tratada, es el más extendido en países de nuestro entorno, como Alemania, Suiza y Austria, y en Estados Unidos.(noticias.arq.com)
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Madera: Un material esencial


























Teatro Colón: secretos de una restauración histórica

Fue una obra monumental. A lo largo de siete años, 1.500 personas trabajaron para recuperar los 60.000 m2 del teatro Colón, dotando a un edificio centenario con tecnología del siglo XXI. El Gobierno porteño invirtió $ 340 millones en las obras. El gran desafío fue preservar la acústica de un teatro considerado como la mejor sala de ópera del mundo. El resultado se pudo apreciar en una función privada, el jueves 6, y será presentado al público en una semana, en la reapertura del teatro.

El siglo XXI empezó mal para el Colón. "Sus instalaciones tenían un avanzado grado de obsolescencia y un altísimo riesgo de incendio, sobre todo por el estado de las conexiones eléctricas y la acumulación de basura y materiales que son carga de fuego. A fines de los 80 le habían sacado las instalaciones contra incendio al escenario y no las habían repuesto", recuerda Sonia Terreno, la arquitecta que coordinó el Master Plan que, en 2003, comenzó a implementarse para poner en valor el teatro bajo el ala de la Secretaría de Cultura.

La obra se hizo de afuera hacia adentro y de arriba hacia abajo. Empezó con la recuperación de parte de los vitrales y los techos de zinc. El 1° de noviembre de 2006, después de un concierto de Mercedes Sosa, el teatro cerró para que los trabajos siguieran en las áreas más sensibles. Y su sala fue invadida por un silencio "escalofriante", como lo define Terreno.

A medida que avanzaban los trabajos, aparecieron las sorpresas. Como cuando elevaron el piso de la platea, el 23 de mayo de 2007. Los trabajadores pudieron acceder a un espacio que había estado oculto durante 70 años. Había una capa de diez centímetros de pelusa, polvo, cables abandonados y objetos perdidos, como viejas monedas y programas de mano.

Entre fines de 2007 y septiembre de 2008, cambio de gestión mediante, los trabajos se desaceleraron. Hasta que, finalmente, pasaron a la órbita del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad. En ese momento, el Ejecutivo contrató a la empresa SYASA para gerenciar la obra. Su presidente, Rodolfo Seminario, confiesa: "El gran problema fue coordinar los diferentes contratos. El mes pasado había más de 1.300 personas trabajando al mismo tiempo en albañilería e instalaciones".

Una de las tareas fundamentales fue reforzar la estructura del edificio, debilitada por la humedad. "En algunos lugares, como en la planta baja que da hacia la calle Tucumán, rehicimos la losa. En otros sectores, la reforzamos con fibra de carbono, que es un material que se usa para fabricar aviones y que es mucho más resistente que el acero", cuenta Seminario.

Gran parte del trabajo, fue artesanal. Para recuperar el color original de la sala y sus ornamentos, hubo que quitar con bisturí las distintas capas de pintura agregadas a lo largo de un siglo. Y el orfebre Juan Carlos Pallarols restauró 200 artefactos de iluminación, incluyendo la araña de 1.500 kilos y 753 lámparas. Rehizo su sistema de descenso y reconstruyó las tulipas y partes de bronce faltantes, sometiéndolas a un proceso de oxidación con fuego para que se parecieran a las antiguas.

La empresa de mobiliario Fontenla recuperó 2.582 piezas, entre sillas de palco y butacas. Para no afectar la acústica, volvieron a rellenar los asientos con el crin animal y algodón que tenían. Los tapizados se reemplazaron por terciopelo de lana ignífugo.

"El Colón es un ícono cultural de todo el país -observa el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta-. Y esta es la obra de restauración más importante que se haya realizado en la Argentina".

El símbolo del teatro es su telón. En octubre estará listo el nuevo, hecho con terciopelo ignífugo siguiendo el diseño de los artistas Guillermo Kuitca y Julieta Ascar, que superpone una lira con la forma de la planta del teatro. También se restauró el telón de 1936, formado por dos hojas de terciopelo de más de 700 kilos cada una. Sólo se usará en ocasiones especiales. Como la del lunes 24, cuando se volverá a abrir para mostrarle al mundo que el Colón sigue siendo el teatro perfecto para la ópera.



                                           Velada de Gala en el año 1940. (Fotografìa de Juan Di Sandro)

Con Peter Eisenman en la Ciudad de la Cultura

Es la segunda vez que visito las tripas de este proyecto. Conocía la incómoda cotidianidad de la Ciudad de la Cultura: los sucesivos escándalos de un proyecto interminable en euros, tamaño, riesgo y tiempo, las comparecencias ante el Parlamento gallego y la continua bronca en la prensa. Como los compostelanos, me había acostumbrado a ver crecer la mole de Eisenman, como si el monte Gaiás se abriera poco a poco y se acercara a la ciudad.
Al ascender hoy, casi 12 años después del fallo del concurso, lo que sorprende más es eso:
Cómo el monte absorbe un proyecto de 70 hectáreas y hasta 52m de altura y cómo la ciudad va absorbiendo también el monte cada vez menos lejano.

Quisiera que lo invadiera -comenta Eisenaman.

¿En serio?

-“Sí. No quiero que mi proyecto sea una joya aislada. Quiero que forme parte de la ciudad”, replica. Pero no es esa su especialidad. El arquitecto norteamericano sabe que el aislamiento es el precio de los iconos. Sus edificios lo son. Y la Cidade no puede ni ha querido ser nunca otra cosa. Eisenman sabe también que será su obra más importante. Cuenta que le han aconsejado que no hable ya de Fraga. Reconoce que éste es el proyecto de ese político a quien él llama “Manolo” pero no visita desde que recibió la consigna de no mentarlo. Con todo, asegura que los gobiernos de derechas son mejores para la arquitectura “porque el pensamiento de izquierdas busca consenso y eso entorpece la arquitectura” y confiesa que cada vez que llega a Santiago se asombra ante su propia obra.
Nos acompaña Antonio Maroño, el arquitecto supervisor de la Fundación Cidade da Cultura de Galicia. Su punto de vista es radicalmente distinto. Tiene 44 años y habla de síndrome de Estocolmo. Cogió una excedencia para supervisar este proyecto y lleva diez en él. Fue como volver a la escuela. ”Es otra manera de trabajar, otro orden. Este edificio necesita otro tipo de atrevimiento. Y Eisenman tiene el lenguaje para hacerlo”, dice sin entrega pero con pasión. No le falta razón. Uno imagina una caja descomunal y se le cae a los pies. Piensa en un edificio cortando el monte en dos y siente vértigo.

“La propuesta inicial tenía una fuerza tan grande que parecía complicado que esa intensidad pudiera arrastrarse con coherencia hasta cada una de las piedras que componen el edificio. Al final todo es coherente por que es el edificio el que dicta las normas”, explica Maroño.

A seis meses de la inauguración de dos de sus seis edificios (Biblioteca y Archivo) parece que, por fin, el proyecto va a hablar con voz propia. Con todo, una vista a las heridas del Monte Gaiás tiene algo de viaje en el tiempo. Con el casco puesto, lo primero que sorprende es que un inmueble futurista y de futuro desvele, todavía inacabado, una preocupación del pasado: la de mover el suelo, la de convertirse en terreno. ¿Puede un edificio pensado para lanzar una región hacía un nuevo futuro cultural arraigarse en una forma arquitectónica de otra década?

Es evidente que Eisenman querría su obra alejada de cualquier referencia temporal y, tal vez por ello, este es su primer edificio de piedra. Eso contribuye a anclarlo y a alejarlo de las modas arquitectónicas. A pesar de su desmesura y su exceso formal, la piedra lo asienta en el lugar con naturalidad.

La Biblioteca y el Archivo están ya listos. También las torres de Hejduk –que Eisenman le prometió construir en su lecho de muerte- están erigidas como un faro, animando la construcción del monumental empeño de la Xunta, de Eisenman y del estudio de Andrés Perea, que es quién ha dibujado todo el proyecto ejecutivo. Este dato puede sorprender en España. Pero es habitual en Estados Unidos. Eisenman jamás detalla sus ejecutivos. Él es el responsable del diseño. El hombre de las ideas. “Y no es fácil que una pase a la historia”, dice.
Las carpinterías metálicas y su intrincada estructura, ahora a la vista, le confieren al futuro museo un aspecto de osamenta animal extremadamente sugerente. El tamaño del proyecto y sus formas sinuosas engullen al visitante. Puede parecer caprichoso, pero se trata de uno de esos lugares en los que dos personas no se encuentran solas y dos centenares no se molestan. La compleja geometría no sólo asienta el proyecto en la cima del monte, también lo acerca a la escala de los usuarios. A pesar de su radicalidad, a pesar de su forma icónica es, sin duda, un ejemplo de arquitectura no visual y por eso resulta difícil de retratar, aunque el impacto físico que logra en el visitante está a la altura de sus enormes dimensiones. Lo que este arquitecto de 78 años lleva décadas defendiendo -una arquitectura para los otros sentidos que la cultura actual no colma- se materializa en Santiago.

Durante la visita Eisenman le pregunta a Antonio Maroño por el cambio de color de unas diagonales de piedra en la fachada. Éste responde que es la junta de dilatación.

-No hay que querer saber demasiado -me dice Eisenman-. Lo importante es lo que sientes.

-¿Qué siente usted? -pregunto.

-Asombro.

Cuenta Maroño que tuvieron que rechazar la primera partida de piedras de cantería. El cantero tenía tanta prisa que adelantó los cortes. El 85% era inservible. Ha pasado lo mismo con varios paños de cristal. Y se han quedado sin piedra local. Ahora la importan de Brasil. “Y esa mezcla mejora la arquitectura. Nos creemos que todo es orden y al final el azar te hace regalos”, cuenta Eisenman. “Una obra es eso: tomar decisiones y continuar. Si este proyecto se parece un 80% al que yo ideé, será un gran logro”, decreta. “Esto es el resultado de la falta de complejos”, remata Antonio Maroño en castellano. Se cala de nuevo el casco y regresa a la obra.
 
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El Puerto de la Música ya tiene el terreno donde será emplazado

El gobernador Hermes Binner firmó este mediodía un convenio con el Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) y la concesionaria Terminal Puerto Rosario (TPR) para transferir a la provincia seis hectáreas y media en las que se levantará el futuro Puerto de la Música.La fecha del llamado a licitación será el 20 de junio mientras que se prevé el inicio de las obras para el 15 de diciembre. 

El convenio determina la cesión de las tierras de Pellegrini y el río a la provincia, para construir el auditorio para 2.500 personas diseñado por el mítico arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, responsable del diseño de los edificios públicos de Brasilia.A cambio de las tierras cedidas, el Enapro compensará a la terminal portuaria con una cantidad equivalente en otra zona.

El acto se llevó a cabo poco antes del mediodía en el salón Blanco de la sede del gobierno en Rosario, Santa Fe 1950.