martes, 27 de abril de 2010

White Mountain: Una oficina futurista bajo el Parque Vita Berg, en Estocolmo

Nadie sospecharía que bajo el manto verde del Parque Vita Berg, en Estocolmo (Suecia), se encuentran las oficinas del proveedor de Internet Bahnhof AB. Un antiguo bunker anti-atómico de la guerra fría reconvertido por el estudio Albert France-Lanord Architects en un complejo de oficinas futurista inspirado en las películas de ciencia ficción realista de la década de los setenta.

A 30 metros de profundidad y sobre un espacio de cerca de 1.200 metros cuadrados delimitado por paredes de roca granítica, la atmósfera de las instalaciones de la firma sueca Bahnhof AB respiran un aire irreal y algo “demodé” cercano a las escenografías creadas por Ken Adams para la serie del agente secreto 007 en la década de los 70, en las que los malvados disponían de guaridas secretas hipertecnificadas, algo así como las actuales casas domóticas pero con pasadizos y trampas mortales.

Largos pasillos habitados por tuberías, servidores y computadores emergiendo de la roca viva, entre muros de cristal y con la omnipresencia de una luz fría que refuerza la sensación de estar caminando por una estación espacial. Esa es la primera impresión que deja el complejo White Mountain.

No en vano, Albert France-Lanord ha recreado un ambiente gélido en el que predominan los blancos y los azules sobre el fondo natural y frío de la roca. Un espacio que recuerda más a una nave interestelar o a una instalación lunar algo “kitsch”. Quizá la inspiración cinematográfica tome más sentido si recordamos que Ken Adams también colaboró con Stanley Kubrick en 2001, una odisea en el espacio. Y que este último trabajó con la NASA.

En todo caso, la voluntad del arquitecto por aclimatar el interior del refugio nuclear para el uso humano, le ha llevado a incorporar vegetación e imitar los juegos de luz y agua de los espacios naturales, si bien, la sensación de “ausencia” sigue en la atmósfera, como si de una nave o instalación abandonada se tratase.

Sensación que se acentúa aún más en la sala principal. Un espacio que no está limitado por las superficies tradicionales sino que se define por el vacío dentro de una masa. Con una sala de reunión central elevada, en cuyo interior el mobiliario busca aportar la calidez que carece el resto del espacio, alfombra de piel incluida, que recuerda más a la guarida del villano que a una sala de reuniones contemporánea.

Y, de nuevo, el trabajo de Albert France-Lanord evoca al cine. Concretamente a otro de los clásicos de la ciencia ficción; Naves Misteriosas. Un relato con tintes ecológicos en los que se mezcla la más avanzada tecnología representada por las naves espaciales botánicas situadas en la órbita con Saturno cuya misión es conservar los últimos restos biológicos de la tierra. Esa integración vegetal con la tecnología se ve en la zona común próxima al vestíbulo del complejo, islas humanizadas de un espacio en el que lo principal es la temperatura física –para la ventilación y refrigeración de los aparatos- y emocional, para obtener el efecto global deseado.


Photografías de Åke E:son Lindman

Via: diariodesign.com

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