miércoles, 10 de marzo de 2010

Carlos Ferrater gana el Nacional de Arquitectura

En reconocimiento a su trayectoria, plagada de premios, y por ser "referencia indiscutible para varias generaciones de arquitectos, dentro y fuera de España". El Premio Nacional de vivienda recae en el arquitecto Fernando Ramón Moliner

Pasa así a engrosar la lista de premiados junto a Oriol Bohigas, Santiago Calatrava o Matilde Ucelay, entre otros. Ferrater es catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la Politècnica, académico de la Real Academia de Belles Arts de Sant Jordi y doctor honoris causa por la Universidad de Trieste. En el 2006 creó con Xavier Martí, Lucía Ferrater y Borja Ferrater la sociedad Office of Architecture in Barcelona, uno de cuyos últimos proyectos es el paseo marítimo de Benidorm, distinguido con el primer premio de los VIII Premios Cerámica Ascer, y las sedes de GISA y FGC en Barcelona.

El propio Ferrater repasa su trayectoria vital y profesional en declaraciones recogidas por el diario El Mundo:

"¿Qué dónde estaba en 1971? Entonces empecé con el estudio, y lo primero que hice fue una 'ciudad instantánea' en Ibiza, hecha con hinchables. Ahí había mil personas viviendo en comunidad, autoconstruyendo... En fin, estaba el 68 muy reciente, el festival de la isla de Wight... De alguna manera, me sigo reconociendo en aquel arquitecto. Ahora, por ejemplo, pienso en el Paseo Marítimo de Benidorm, que me ha dado muchas satisfacciones, y veo que el uso del color tiene mucho que ver con aquellos hinchables. Y el sentido de los dos proyectos es el mismo: optimismo, hedonismo, alegría, fe en la capacidad de transformar la cosas...".

"Me ha pillado la llamada en Sitges, estoy con un proyecto para una escuela apadrinada por Paul McCartney". ¿McCartney el de los Beatles? ¿Y va a conocer a Sir Paul? Pues eso es aún más divertido que ganar un Premio Nacional, ¿no?. "No, hombre, no diga eso. Este premio me hace mucha ilusión. Primero, porque se reconoce una trayectoria. Y segundo, porque me llega joven. ¡Sólo tengo 65 años!".

Hablemos, por tanto, de la trayectoria de Ferrater, que abrió su estudio profesional en 1971 (el miso año en el que se incorporó a la docencia en la Universitat Politècnica de Catalunya). "Durante muchos años tuve proyectos pequeños: una casita aquí, un club náutico pequeñito allá... Y entonces, se nos echó encima el 92, así, de sopetón".

El trabajo de Ferrater empezó a tener reconocimiento público a partir de los años 90, cuando intervino en la recuperación de los terrenos que se convirtieron en la Villa Olímpica de Barcelona. "En realidad, trabajamos en las cuatro grandes zonas olímpicas. Pero le diría que el proyecto verdaderamente importante fue el del Jardín Botánico, porque allí abrimos nuevas posibilidades a la experimentación".

¿Y en qué consisten las indagaciones de Ferrater? "La palabra clave es geometría. A partir de geometrías, cada vez más flexibles, hemos podido indagar en las culturas de los lugares en los que construimos".

Y quien dice los lugares, dice 'el lugar'. Ferrater ha desarrollado el grueso de su trabajo en una ciudad, Barcelona, y se ha ligado a ella como hacían los arquitectos de siempre. ¿Una decisión intelectual? Qué va: "Bueno, yo diría que es una circunstancia. Yo no me niego a moverme pero si me dicen: 'Vámonos a China a trabajar, yo pienso, bueno, sí, a China... Si hay que ir, vamos. Pero prefiero trabajar en el Passeig de Gràcia".

Y eso que el estudio de Ferrater ha recibido "un impulso maravilloso con la incorporación de varios arquitectos jóvenes: mi hijo Borja, mi hija Lucía... Ellos han relanzado nuestro trabajo". ¿Algún consejo para los chicos? "Un arquitecto tiene que tener muy claro que no debe tomar más riesgos intelectuales de los que está dispuesto a asumir su cliente. Si lo hace, lo más probable es que todo acabe en desastre"

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